Antropología cultural
La antropología cultural es el estudio de
la sociedad humana y la cultura, describe, analiza, interpreta y explica las
similitudes y diferencias sociales y culturales. Para estudiar e interpretar la
diversidad cultural, los antropólogos culturales se involucran en dos tipos de
actividades: la etnografía (con base en el trabajo de campo) y la etnología
(con base en la comparación transcultural).
La etnografía proporciona una explicación de una comunidad sociedad o cultura particular. Durante el trabajo de campo etnográfico, el etnógrafo recopila datos que organiza, describe, analiza e interpreta para construir explicaciones que posteriormente presentara en forma de libro, articulo o película.
La etnología examina,
interpreta, analiza y compara los resultados de la etnografía: los datos
recopilados en diferentes sociedades. Usa tales datos para comparar y
contrastar, y para hacer generalizaciones acerca de la sociedad y la cultura.
Al observar más allá de lo particular, hacia lo más general, los etnólogos
tratan de identificar y explicar las diferencias y similitudes culturales,
poner a prueba hipótesis, y construir teorías para mejorar nuestra comprensión
de cómo funcionan los sistemas sociales y culturales. (Kottat, 2011, p. 11).
Durante los siglos XVI Y XVII los descubrimientos
geográficos y el contacto con otros pueblos fomentó y estimuló la creación de
una literatura interesada por las diferencias entre las gentes y los pueblos lo
que preparó el nacimiento de la antropología social. Posteriormente los
ilustrados del siglo XIX produjeron un movimiento intelectual que sistematizó y
ordenó los conocimientos reunidos a través de la historia (Gómez, p.4).
La antropología social nace bajo el pensamiento
evolucionista. Antropólogos como Morgan y Tylor
fundamentaron sus trabajos en evolución cultural. Morgan suponía que la
sociedad humana evolucionaba a través de una serie de etapas y que estas eran
un camino único el cual tenían que seguir todas las sociedades. Así mismo Tylor
propuso una ruta unilineal pero con un enfoque religioso que iba desde el
animismo, hasta el politeísmo, luego al monoteísmo y finalmente a la ciencia.
Tiempo después el particularismo histórico propio de la
escuela Boasiana desarrollada en Estados Unidos cuestionó los criterios
evolucionistas argumentando que un mismo resultado cultural podía tener varias
explicaciones pues había muchas rutas hacia él, ya que algunos resultados
culturales podían parecer iguales pero en realidad eran distintos porque
poseían diversas historias y podían desarrollase por múltiples razones. También
le otorgaron una mayor importancia a la difusión o préstamo entre las culturas
lo que desarrollaba historias particulares conforme entraban y se movían a
través de sociedades particulares; así “cada elemento cultural tenían su propia
historia distintiva y las formas sociales que podían parecer similares estaban
lejos de ser idénticas debido a sus historias diferentes” (Kottak, 2011, p.70).
En Gran Bretaña, entre la segunda y la tercera década del
siglo XX, como oposición al evolucionismo nació el funcionalismo, el cual se enfocó en los rasgos y las prácticas
culturales en la sociedad contemporánea. Por ejemplo Malinowski creyó que todas
las costumbres e instituciones estaban interrelacionadas de modo que si una
cambiaba, las otras también lo harían, por lo tanto una era función de las
otras. También Radcliffe- Brown se centró en determinadas prácticas
particulares en la vida de las sociedades y afirmaba que “la antropología era
una ciencia sincrónica más que diacrónica, es decir que estudia las sociedades
tal y como existen en la actualidad en lugar de a través del tiempo” (Kottak,
2011, p.70).
Con el funcionalismo se inaugura una nueva era en los
estudios antropológicos en Europa, ya que a partir de ese momento los análisis
culturales estarán precedidos de largos trabajos de campo. A si mismo queda diseñado
el método antropológico, cuya características fundamental es el de ser
cualitativo. Es Malinowski quien sistematiza las técnicas asociadas al trabajo
de campo (Gómez, p.5).
Continuando con una oposición al evolucionismo por parte
de los discípulos de Boas surge el Configuracionismo con Ruth Benedict y
Margaret Mead, donde la cultura se ve como un todo integrado. Ruth Benedict
hacia énfasis en que los rasgos culturales tienen patrones o se integran de
manera única. Margaret Mead se interesó por como variaban las culturas en sus
patrones de enculturación, los cuales
pueden producir diferentes tipos de personalidad y configuraciones
culturales muy diferentes. Ella estaba más interesada en describir como las
culturas estaban estructuradas o configuradas de manera única, que en explicar
cómo llegaban a ser de esa manera.
Otra parte de la antropología ligada a Boas adopta
posiciones materialistas. El origen se encuentra en la perspectiva que
introduce L. White, al intentar corregir los excesos del evolucionismo y adoptar
posiciones neoevolucionistas. White basándose en la idea de que a través del
tiempo y mediante los registros arqueológicos, históricos y etnográficos se
puede ver la evolución de la cultura como un todo. Así mismo Julian Steward
demostró la evolución de las culturas a lo largo de varias líneas diferentes;
también fue pionero en el campo de la ecología cultural donde consideraba las
relaciones entre las culturas y al ambiente y donde la tecnología son las
causas principales del cambio cultural.
A partir del siglo XX Surge el materialismo cultural,
cuyo principal defensor es Marvin Harris y donde se plantea que “todas las
sociedades tienen una infraestructura, que consiste en tecnología, economía y
demografía: los sistemas de producción y
reproducción sin los cuales las sociedades no podrían sobrevivir” (Kottak, 2011,
p. 73).
También durante el siglo XX aparece otra perspectiva
teórica ligada al culturalismo que difiere considerablemente de las demás. Se
la designa con el nombre de simbolismo. A pesar de que entre sus exponentes hay
diferencias notables, hay coincidencia en estudiar la cultura como conjunto de
símbolos y significados compartidos. Cada cultura se compone de un sistema de
unidad eso, si se prefiere, de constructos. Los representantes típicos de este
paradigma son C. Geertz, D.Schneder y V. Turner (García, p.7).
Frente al culturalismo norteamericano, con todas sus
ramificaciones, materialistas y simbólicas, crecía en Europa un movimiento
teórico propio de la escuela sociológica francesa que recibe el nombre de
estructuralismo y cuyo desarrollo se produce, básicamente, en los años
cincuenta y sesenta del siglo XX y cuyo mayor representante es Levy-Strauss.
Sus principales estudios se enfocaban a las estructuras de los sistemas de
parentesco y el matrimonio y las estructuras de la mente.
En el estructuralismo, el objetivo fundamental es la búsqueda
de regularidades culturales. Partiendo de un cerebro humano que posee ciertas
características universales y que conducen al ser humano a pensar de manera
similar independientemente de su
sociedad (Kottak, 2011, p. 76).
Siguiendo las bases del estructuralismo, han florecido
nuevos estructuralismos. Uno de éstos ha tenido un carácter sociocognitivo y ha
sido liderado por M. Douglass, siguiendo también en alguna medida las
orientaciones de la escuela inglesa, y en especial las del funcionalismo de E.
E. Evans‐Pritchard, así como la
teoría de la construcción social de la realidad de Berger y Luckman.
M. Douglas nos muestra cómo lo natural está modulado por
lo cultural. El conocimiento de los individuos está condicionado por la
cultura. El conocimiento es, por decirlo de alguna manera, una creación social
que cambia con las culturas. Es así que las sociedades poseen cosmovisiones en
las que se expresa una percepción de la naturaleza tamizada por los procesos
desocialización.
Otra expresión derivada del estructuralismo es la llamada
etnociencia, etnosemántica o nueva etnografía. Berlin, Goodenough, Tyler y
otros son los autores de trabajos que muestran el resultado de esta teoría antropológica.
La etnociencia muestra cómo crean cultura las sociedades por medio de reglas
finitas y de una lógica inconsciente.
La antropología contemporánea está marcada por una
creciente especialización, con base en temas e identidades especiales. Como
reflejo de esta especialización, algunas universidades se alejaron de la visión
holística biocultural de la antropología. Sin embargo, la visión boasiana de la
antropología como una disciplina de cuatro subcampos (biológica, arqueológica,
cultural y lingüística) mantiene su presencia en muchas universidades (Kottak,
2011, p.67).
La antropología cultural es sin duda bastante amplia, sin
embargo Marvin Harris en un cuadro antropológico presenta algunas de sus
principales ramas especializadas, las cuales son:
·
Antropología
aplicada: Estudia y hace propuestas para solucionar problemas
prácticos y evaluar resultados
·
Antropología
médica: Estudia los factores biológicos y culturales en la
salud y en la enfermedad y el tratamiento del enfermo.
·
Antropología
urbana: Estudia la vida en la ciudad.
·
Antropología
del desarrollo: Estudia las causas del subdesarrollo y del
desarrollo entre las naciones menos desarrolladas.
b
b
Antropología aplicada.
Una de las subdisciplinas que ha estado creciendo
rápidamente es la antropología aplicada, ya que son cada vez más los
antropólogos que ponen sus conocimientos al servicio de la solución de problemas prácticos de la vida
social.
La antropología
aplicada va más allá de los habituales intereses académicos ya que es el
resultado del uso de los contenidos teóricos de la antropología y de su
metodología a la resolución de problemas prácticos, ya sean sociales o
culturales. También de manera más
específica pueden dedicarse a desarrollar información requerida, esbozar planes
o incluso planificar, implantar y evaluar programas (Harris, 2004, p. 452)
La antropología
comienza siendo financiada por patrocinadores para beneficios prácticos, por
ello nace como disciplina científica y académica debido a que los gobiernos
coloniales requieren los servicios de especialistas en culturas exóticas para
contribuir a la gestión de los intereses gubernamentales en distintas partes
del mundo, por ejemplo los primeros departamentos en Gran Bretaña crearon
programas de adiestramiento en antropología aplicada para administradores de las colonias (Universidad
de Cantabria, 2010). Más tarde
después de la segunda guerra mundial los antropólogos se han involucrado cada
vez más en investigaciones con fines prácticos y que poseen aplicaciones, en
ocasiones, inmediatas. (Marvin Harris, 2004, p.451)
Uno de los
antropólogos que destacan dentro de su origen es John Collier, pues podría
decirse que el comienzo “oficial” de la antropología aplicada aparece con la
Oficina de Asuntos Indígenas que el mismo creó y donde se daba la primera
aplicación intensiva de conceptos y técnicas antropológico –culturales modernos
en problemas administrativos del gobierno federal. Se planteaba la fundación de
gobiernos tribales, constituidos con la ayuda de una pretendida División de
Antropología Aplicada de la OIA, cuya tarea era garantizar que no se violasen
las estructuras sociales fundamentales de los pueblos en cuestión (Blanchette,
2010).
En la actualidad
la antropología aplicada ha hecho aportaciones en ámbitos muy diferentes como
la educación, la salud, recursos naturales, envejecimiento, medio ambiente,
género, vivienda y derechos humanos entre otros (Diccionario de antropología,
p. 24)
Antropología médica
La
salud intercultural es el concepto que se usa para designar al conjunto de
acciones y políticas que tienden a conocer e incorporar la cultura del usuario
en el proceso de atención de salud. El proceso de atención es un fenómeno que
trasciende lo étnico pues implica valorar la diversidad biológica, cultural y
social del ser humano como un factor importante en todo proceso de salud y
enfermedad. (Alarcón y Vidal, 2003)
La
antropología medica se dedica a estudiar los problemas de salud humanos y los
métodos de curación dentro de los contextos socioculturales (Diccionario de
antropología, p. 61)
A
través del reconocimiento de las diferencias y similitudes culturales entre
usuarios y proveedores de servicios de salud es posible comprender, por
ejemplo, el nivel y carácter de las expectativas que cada cual tiene del
proceso, las percepciones de salud y enfermedad representadas en la interacción
médico-paciente, los patrones con que se evalúa la calidad y resultado de la
acción terapéutica, y el despliegue de diversas conductas frente a la
enfermedad.
En
el contexto de salud, dos dimensiones de la cultura, la cognitiva y material
entran en un modelo médico que otorga consistencia a cómo pacientes y
profesionales se explican el fenómeno de salud y enfermedad, y a las prácticas
o procedimientos con que se enfrentan los procesos de recuperación y mantención
de la salud. Normalmente los procesos antes mencionados difieren entre
profesionales y pacientes debido a que son productos de las diversas historias
sociales y culturales de cada uno, del contexto en que ocurre el proceso de
socialización de la cultura médica y del contenido propio de la cultura.
Las
investigaciones básicas de la antropología medica tienen el propósito de
comprender la salud humana con el propósito de mejorar tanto la salud como la
atención terapéutica en clínicas y programas comunitarios (Diccionario de
antropología, p. 62).
Entre sus representantes se encuentran W. H. R. Rivers, Jean Benoist, Gonzalo Aguirre Beltrán, Cecil Helman y Arthur Kleinman
Antropología urbana
Debido a la progresiva desaparición de las sociedades tribales se temió
por el futuro de la disciplina antropológica. Sin embargo, el alcance de los
resultados de las investigaciones interdisciplinares desarrolladas en
"nuevos" campos de estudio fue lo que favoreció que muchas personas
dejaran de entender a la antropología
exclusivamente como el saber acerca de los "primitivos" y, de
manera progresiva, se abandonara la idea de que la extinción de estos pueblos
también llamados salvajes reduciría drásticamente el objeto de estudio de la
antropología y, en cierta medida, su razón de ser. En realidad, sucedió todo lo
contrario. La mayoría de antropólogos y antropólogas, atendiendo a las
prioridades que marca toda investigación sobre la cultura, no se ha limitado al
campo de estudio que tradicionalmente se les venía asignando. (García, 2008).
A lo largo del tiempo ha ido cambiando la
importancia de las ciudades ya que actualmente en ellas se alberga a casi la
mitad de la población mundial, esto debido principalmente a las migraciones de
campesinos e indígenas. Cuando los estudios antropológicos comenzaron a
ocuparse de las ciudades estas eran vistas como destinos de las migraciones
donde se perdía la vida campesina y tradicional (Signorelli, 1999, p. 10).
La antropología urbana examina la organización, así
como los problemas sociales característicos de las grandes ciudades como lo son
el crimen, el desorden social, la pobreza, la gente sin hogar etcétera y
comparando los diferentes contextos culturales e históricos. Se interesa por la
diversidad que contienen las ciudades y explora las relaciones de los sujetos,
los grupos y la multiculturalidad. Así mismo se encarga de analizar el
crecimiento de las ciudades como consecuencia del desarrollo económico.
Uno de los exponentes que podemos mencionar de esta
subdisciplina es Marc Augé quien trata cuestiones del mundo moderno e intenta
comprender y nombrar nuestro mundo globalizado actual y los desafíos que
representa. Así mismo es considerado el mejor observador de lo que él mismo
llamó "sobremodernidad", una situación social caracterizada por el
exceso: de tiempo, de velocidad, de movimientos y de consumo (Corradini, 2014).
Antropología del desarrollo.
En
la actualidad se tienen dos concepciones de desarrollo, la primera se refiere
al proceso histórico de transición hacia una economía moderna industrial y
capitalista; la segunda plantea el desarrollo como el aumento de la calidad de
vida, la erradicación de la pobreza y mejores indicadores de bienestar material
(Viola, 2000, p. 12)
Después de la Segunda Guerra Mundial: el proceso dirigido
a preparar el terreno para reproducir en la mayor parte de Asia, África y
América Latina las condiciones que se suponía que caracterizaban a las naciones
económicamente más avanzadas del mundo - industrialización, alta tasa de
urbanización y de educación, tecnificación de la agricultura y adopción
generalizada de los valores y principios de la modernidad, incluyendo formas
concretas de orden, de racionalidad y de actitud individual. (Escobar, 1995). Lo anterior es la adopción
de lo que se conoce como modernización.
La antropología del desarrollo es el estudio del discurso
de las prácticas y consecuencias sociales de las instituciones de desarrollo
que se basa en niveles de mayor productividad de trabajo y que comúnmente se
logra con la aplicación de la ciencia, la tecnología y formas más eficaces de
organización económica y administrativa. Dichas prácticas son la mayoría de
veces los esfuerzos de los gobiernos para elevar los niveles de vida y comercio
por medio de programas de asistencia (Viola, 2000).
Otra forma de concebir el desarrollo es aquella expuesta
por Boaventura de Sousa en donde habla de un desarrollo alternativo en que el
crecimiento económico no es rechazado, más bien intenta ser parte de la
sociedad, de forma que debe de ponerse al servicio de esta para la protección
de bienes y valores, de tal manera que se promuevan mejores condiciones de vida
para la sociedad en general. Es por ello que el desarrollo alternativo se basa
en los valores de igualdad y ciudadanía. Por lo anterior aquellos que deben de
buscar alternativas deben ser las comunidades marginadas las cuales han sido
los objetos de los programas de desarrollo y cuyas nuevas propuestas deben ser
formas de producción e intercambios no capitalistas que favorezcan las
economías autónomas.
Uno de los exponentes de esta subdisciplina es Andreu
Viola cuya compilación en el campo de la antropología del desarrollo se enfoca
desde una disciplinarización antropológica que apoya la idea general y las
prácticas del desarrollo. El libro es una valiosa contribución que ayuda a
definir el campo de la antropología del desarrollo en varias de sus vertientes
y reúne trabajos que cuestionan al desarrollo tanto a nivel epistémico y
representacional como a través de estudios de caso particulares en América Latina.
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